MIS OCHO APRENDIZAJES

Me gusta cerrar el año dándome un abrazo a mi misma y dejando espacio para todo lo que 2025 va a hacerme sentir. Así que antes de acabar, me gustaría contarte mis ocho aprendizajes de estos doce meses y que puede que también te sirvan a ti:

 

Escúchate. El cuerpo siempre sabe dónde sí y dónde no.

No dejes pasar tu nudo en el estómago cuando hablas con alguien, la presión en el pecho ante una nueva propuesta y, sobre todo, estate atenta dónde y con quién te quedas sin voz.

 

No toda pérdida es una pérdida.

A veces, lo verás desde el primer momento. Otras, serás tú la que no te atreviste a dar el paso, pero era justo lo que necesitabas. Sea como sea, no dediques a cada pérdida más tiempo del necesario.

 

El camino se hace andando.

No tienes que ser el mejor en nada, ni en todo… puede que no llegues a serlo nunca. Pero que eso no te detenga para andar tu camino, crear tu sueño y dar forma a cada meta. Coge al miedo de la mano y da el primer paso.

 

Redefínelo las veces que te haga falta. Pero ten muy claro lo que es el éxito para ti.

Puede que quieras ser una madre presente, una tía que vive las primeras veces de sus sobrinos, un padre que puede estar creando recuerdos con sus hijos… o prefieras hacer crecer tu negocio, llenarte de responsabilidades y dinero. Para cada persona, el éxito tiene un nombre… y una etapa.

 

Si alguna vez te sientes perdida: no lo dudes, la familia siempre es el lugar donde volver.

La respuesta a tantas y tantas cosas se encuentra ahí, en ellos. Los brazos a los que siempre volver están ahí.

 

Mucha gente querrá apagar tu luz.

Abre los ojos, puede que bajo una falsa amistad, quieran aprovecharse de ti. Detrás de eso hay muy poco trabajo interno y mucha envidia… lo verás en la forma que tienen de marcharse. Se conoce mejor a alguien por cómo se va, que por cómo llega.

 

Aprende a cambiar de perspectiva.

Atrévete a alejarte de la meta, tanto física como mentalmente, para ver hacia dónde te diriges. Desde este lugar observa los errores, lo aprendido, las nuevas metas y el objetivo que quieres conseguir.

 

Hay que saber coger la oportunidad de la mano, exprimirla y cuando ya no es para ti, saber soltarla.

Aprende lo que cada momento, trabajo o relación tiene que enseñarte. Hazte una lista de esos aprendizajes para no olvidarlos nunca, y continúa adelante.

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