Tal día como hoy, un 3 de octubre, pero de 2022, estaba sentada en el despacho de mi gestoría. Llena de dudas, sin saber qué era esto ni dónde me estaba metiendo. Con la boca seca y las manos temblando comencé a firmar los papeles que me llevarían a darme de alta como autónoma.
Y aquí estoy, dos años después celebrando esta bonita aventura. Dos años… ¡¡y parece que llevo haciéndolo toda la vida!!
En estos 24 meses me ha dado tiempo a bailar, subir y bajar, reír y abrazar. A salir en radio, en televisión y en los periódicos. A pisar escenarios, aulas e institutos para contar mi experiencia. Por mi cámara han pasado más de 200 clientes diferentes, y sois muchos los que repetís una y otra vez. He invertido en equipo y en formación para ofrecerte lo que sé y siento de la manera más honesta, natural y cercana posible.
Pero lo más importante de todo esto… he invertido en mí, en mi crecimiento personal y en mi bienestar. Emprender me ha hecho crecer a pasos agigantados de la manera más sincera y bonita que jamás hubiera imaginado. Puedo asegurarte que todo lo que soy se lo debo a mi montoncito de trigo que con tanto cariño siembro cada día.
También me ha dado tiempo a crear nuevas líneas de negocio que me están permitiendo dar rienda suelta a mi creatividad y conocer a gente valiente, que sueña y apuesta. Y ahora que no nos oye nadie, te confieso que esto sigue creciendo… que tengo más proyectos encima de la mesa y que van a ir viendo la luz poco a poco.
Si echo la vista atrás, veo un negocio pequeñito, lleno de incertidumbre y que comenzó facturando 300€. Un negocio al que me atreví a poner patas arriba, cambiándole el nombre y la identidad cuando todos ya le conocíais… pero que hoy está alineado a mis valores, a mi manera de ser y se sostiene sobre mi padre y mi abuelo.
Si hago balance veo todo lo que he recorrido, todo lo que he sentido y he crecido. Pero sobre todo veo lo que he vivido… mucho y muy intenso.
¿Y sabes qué? Yo tampoco tenía ni idea de qué iba esto (¡y sigo sin saberlo!). Pero hoy te puedo asegurar, y te lo digo bien alto, que el camino se hace andando. Así que si tú eres la Rocío de ese 3 de octubre de 2022, lee con atención:
No tengas miedo, no te lo pienses mucho, solo comienza. ACTÚA. Llévate de cada día un nuevo aprendizaje, una nueva oportunidad para ser mejor. Deja que las lágrimas te permitan soltar lastre, y llora mucho y bonito porque te van a pasar cosas increíbles. Sumérgete en cada idea que tengas, revuélvela y hazla realidad. Deja un poquito de ti en cada persona y en cada trabajo. Y lo más importante: muévete, cambia de perspectiva, mira de vez en cuando hacia arriba, también hacia abajo y…
NO TENGAS MIEDO DE VOLAR.