¡Hoy mi montoncito cumple su primer año!

El Montón de Trigo Fotografía

Recuerdo perfectamente el momento exacto de despertarme en mitad de la noche con un nombre en la cabeza, mirar el reloj y decir “son las 3.35h, mañana le doy una vuelta”.

Lo que nunca me había pasado, lo que parece que sólo es cierto cuando te lo cuentan otros, me ocurrió.

Era sábado 29 de julio de 2023, llegaba por la noche a casa después de estar todo el día trabajando fuera sin parar y tenía que decidir si salir a tomarme un vino como había prometido o quedarme en casa. Siempre el mismo diálogo: “tienes que despejarte, te vendrá bien salir” en lucha con “en realidad estoy cansada, ya saldré otro día… hoy solo necesito descansar”. Al final, ganó este último y casi sin cenar, acabando con lo poquito que me había sobrado de la comida, me fui a dormir.

Llevaba un mes queriendo dejar atrás mi “Fotografía Rocioph”, debatiendo si sería buena idea o no quitar mi nombre del nombre de mi empresa, pensando qué pasaría ahora que tanta gente lo conocía así…. Un mes dudando, preguntando e informándome.

Y mientras tanto le iba dando vueltas a la cabeza. Tenía claro que mi abuelo tenía que estar presente. ¿Puede que quede bien utilizar su fecha de nacimiento? ¿Qué tal “Studio27”? ¿Y qué quiero transmitir? ¿Y si nos decantamos por algo más elegante? ¿Qué tal “Atelier de Fotografía”? ¿Pero dónde me imagino trabajando? ¿Cómo será mi estudio?

Tantas y tantas preguntas que nunca me había planteado… Un cambio de nombre que parecía no querer tomármelo en serio, pero al que no podía dar la espalda. Solo me atreví a verbalizarlo un día, después de un reportaje. A una persona. Una persona a la que admiro por su trayectoria personal y profesional y que me enseña tantísimo sin ni siquiera quererlo en cada conversación. De ahí salieron muchas cosas, entre ellas la hoja que ves en la imagen con los posibles nombres.

El Montón de Trigo

Después de varias semanas, la impaciencia se estaba empezando a apoderar de mí y comencé a dudar. “Igual no es el momento, puede que no sea buena idea…voy a esperar hasta el año que viene a ver si se me ocurre algo”.

Y de repente, fue esa noche sola en casa cuando me desperté a las 3.35h con un nombre “Montón de Trigo” y una imagen, el pico de la Sierra de Guadarrama que se ve desde casa de mis abuelos en Revenga (Segovia).

A la mañana siguiente levanté el teléfono y se lo conté a mi madre. También a mi hermana. A mi padre… Sentí cómo poco a poco las piezas iban encajando, los nervios llenaban mi estómago, se dibujaba una sonrisa en mi cara… ¡y comenzaba a imaginar cómo sonaría y qué colores llevaría!

Lo tenía claro, tenía que ser Montón de Trigo. Pero no un montón cualquiera. Es El Montón de Trigo de mi abuelo, pero también el mío, el de mi hermana, el de mi madre y mi padre. Y pensando en seguir cumpliendo todos los sueños que van de mi mano decidí que sería “El Montón de Trigo Fotografía”. (¡Y ahora que no nos oye nadie, puedo decirte que este montoncito va a seguir creciendo este año con nuevos proyectos!).

Así que así, y de la mano de Irene que plasmó en un branding precioso todo lo que soy, es como llegué al nombre que hoy da forma a mi emprendimiento. Un nombre alineado con mis valores que encierra las historias que me contaba mi abuelo, el día a día de trabajo en el campo de mi padre, las manos de las mujeres de mi familia siendo sostén y, como no, muchas muchas ilusiones.

¡Hoy mi montoncito cumple su primer año! ¡Y yo con él!

Para mí también ha sido el año de las primeras veces entendiendo los formatos, buscando un merchandising a la altura, diseñando, imprimiendo y probando… ha sido el año de la semilla, del fruto y del montón.

Ha sido el año de muchas cosas, pero, sobre todo, ha sido el año de todo lo que soñé.

Gracias por la acogida, por entender mi historia, por emocionarte conmigo cuando te hablo de mi abuelo, por valorar el sacrificio de mi padre, por entender a las mujeres de mi vida.

Gracias por confiar en mi historia para contar la tuya. 

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